APOYO PSICOLÓGICO POSTMORTEM
Todos sabemos que en algún momento de la vida moriremos. Es ley de vida. Una enfermedad, un accidente, la vejez… son muchas las circunstancias que pueden darse por las que una persona pierde la vida. El principal problema radica cuando se nos diagnostica un problema de salud grave y nos indican que solamente nos queda medio año o un año de vida. El apoyo psicológico para pacientes terminales es vital.
Diariamente, son numerosas las personas a lo largo y ancho del planeta que han de pasar por este duro trago, una situación que obviamente resulta muy difícil y dolorosa de asumir, tanto por el propio paciente como por los familiares más cercanos. Llegada esta situación, es lógico que el paciente se sienta derrumbado y que necesite alguien con quien hablar que esté fuera del entorno familiar.
Es precisamente por esta razón que la función de un psicólogo profesional puede tener una gran importancia y valor para conseguir que los últimos días de la vida de esa persona discurran en calma y paz consigo mismo, asumiendo la situación y viviendo sus últimos días con el máximo optimismo posible.
Apoyo psicológico para pacientes terminales
El apoyo se centra principalmente en conseguir que el enfermo logre disfrutar de la mayor calidad de vida posible, y evitar el sufrimiento, tristeza y malestar tras conocer esta dura noticia.
El tratamiento médico para intentar combatir la enfermedad que sufre el paciente e intentar que se recupere hasta el último momento ha de venir acompañado por el tratamiento y apoyo de psicólogos profesionales que puedan hacerse cargo de las necesidades emocionales y psicológicas que pueda tener el paciente en cuestión.
Es primordial intentar que el paciente alcance el máximo confort posible y que el psicólogo le sirva de acompañamiento en todo momento para poder cerrar el proceso de la vida de la manera más positiva posible, tanto para el propio paciente como para sus familiares.
El tratamiento psicológico al enfermo terminal debe trabajar la falta de control que siente el paciente, ya que es normal que este tipo de personas perciban que son incapaces de hacer frente a la situación, a la enfermedad y a los síntomas de ésta. Se verán como personas totalmente inútiles que no pueden hacer nada. Todo ello debe cambiarse con el apoyo profesional.
Resultará vital eliminar o modificar este tipo de pensamientos e incrementar su sensación de control sobre la situación. Asimismo, será importante trabajar tanto sobre la sintomatología ansiosa como depresiva, las cuales son muy comunes en este tipo de pacientes, incluso pueden sentir nervios en el estomago por la situación que están pasando. A todo ello hay que señalar que muchas personas tienen pensamientos e intentos de suicidio.
El psicólogo ha de ser capaz de explorar los miedos del paciente, además de intentar dar apoyo emocional y favorecer la expresión de sus deseos y de sus miedos con el objetivo de tener la capacidad de dirigir y gestionar la emoción hacia metas que resulten adaptativas, evitando caer en la desesperación.
Papel del psicólogo con la familia del paciente
No solo el paciente afectado va a ser el único en sufrir, ya que la presencia de una enfermedad terminal puede llegar a ser una noticia demoledora para los familiares del enfermo, lo cual provocará un elevado sufrimiento entre sus seres más allegados.
También pueden necesitar ayuda, bien sea los familiares así como el enfermo, aprender de manos de profesionales a como combatir la depresión, pues esta situación puede superar a quienes son afectados y es muy importante recibir apoyo.enlace
En muchas ocasiones, van a necesitar de la ayuda y el apoyo por parte de un profesional para recibir un adecuado soporte emocional, asesoramiento y pautas sobre cómo actuar ante dicha situación. En muchas ocasiones, los familiares se rinden y dejan de prestar soporte a las necesidades que tiene el paciente. La psicoeducación y el apoyo a la familia serán fAtención de la familia del enfermo terminal.
Como profesionales no solo hemos de saber reconocer, sino también manejar toda
problemática que será diferente en cada caso por circunstancias que se derivan de todos
los factores enumerados anteriormente. Es evidente que solo es posible hablar de una
serie de orientaciones que ha de realizar el equipo de salud, y que por demás, las
consideramos indispensables:
1. Valorar si la familia puede desde el punto de vista emocional y práctico atender
al enfermo o colaborar adecuadamente en su cuidado. Si puede, debe decidir con
qué grado de implicación lo va asumir; y si no puede, que valore la ayuda de la
comunidad o de familiares más distantes, o que busque ayuda a otro nivel de la
salud.
2. Identificar entre los familiares a la persona que sea más adecuada para llevar el
peso de la atención. El equipo de salud intensificará sobre esta persona el
soporte psicoafectivo de la situación.
3. El equipo debe planificar la integración de la familia, para que, con las
orientaciones médicas-psicológicas de él emanadas, pueda participar en aspectos
de la asistencia, como es la alimentación, la higiene, los cuidados directos al
enfermo, los cambios posturales, el hábito de vacunación, las curas elementales,
el humedecimiento de las mucosas, etcétera.
4. Si la atención es en el hogar, independientemente de que se pueda realizar un
ingreso en él, hay que encargar una persona adecuada que debe hacerse asumir
la administración de fármacos cuya pauta debe ser facilitada siempre por escrito.
5. La familia debe ser instruida en pautas de actuación ante la aparición de crisis,
agitación y agonía, con el fin de que tenga asumida la presentación de un hecho
esperado con el de paliar posturalmente algunas situaciones (para evitar
estertores, laterización como ejemplo).
6. Esa educación o instrucción debe ser selectiva y clara sobre las pautas de
comunicación con el enfermo, que siempre será receptiva y comprensiva de sus
deseos.
7. El equipo de salud es el soporte práctico para la contención emocional del
enfermo y la familia.
8. Para la prevención y tratamiento del duelo, el equipo debe constituirse como el
sustrato dinamizado de la rehabilitación y recompensación de la familia.
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